Fui con mi hermana y con 20 años, dormíamos en Triana en casa de unos amigos de mis padres, fue maravilloso, una explosión de alegría, una especie de recompensa para los sentidos, color, edificaciones, tecnologías, francamente muy provechoso y el día que cerraron cantaban aquello de algo se muere en el alma cuando una amigo se va…el día siguiente comenzé la universidad y nuestras cabezas siguieron en Sevilla unos días más…
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