El Madrid esperaba al Tenerife, entonces en Segunda División. Era un Real Madrid de entreguerras, en el que Miljan Miljanic había sido contratado por Bernabéu en busca de un funcionamiento colectivo que solo consiguió a medias. En la Copa de Europa, el Madrid había tenido un tránsito entre heroico y atrabiliario: eliminó al Dinamo de Bucarest, al Derby County (vibrante remontada en el Bernabéu) y al Borussia Monchengladbach (dos goles anulados en el Bernabéu a los alemanes de difícil explicación). Todo acabó en las semifinales ante el Bayern. Un loco agresivo saltó a pegarle al árbitro, Linemayer, en el Bernabéu. Aquello fue el 31 de marzo. El 14 de abril, en Múnich, el Madrid cayó con dos goles de Torpedo Müller y con Amancio expulsado.
Así que cuando salió EL PAÍS, el Madrid ya no estaba en Europa. Encabezaba la Liga, pero acababa de perder en San Mamés (2-0) y en el Bernabéu ante el Barça (0-2). La salida del periódico coincidió con su partido de vuelta de octavos de final de Copa, ante el Tenerife, entonces en Segunda División, con Felipe Mesones como técnico. El de ida, casi dos meses antes, lo había ganado el Tenerife por 2-0, goles de Illán y García Murcia. No había ambiente de remontada, sino frialdad. Miljan Miljanic no enamoraba y eso de disputarle los octavos de final a uno de Segunda División no movilizaba a la afición madridista.
Así que cuando
salió EL PAÍS,
el Madrid ya no
estaba en Europa
La previa apenas ocupó un recuadro en la página 38. La había olvidado. Sí recuerdo, vívidamente, otros detalles de aquella jornada. En Deportes éramos cinco: Julián García Candau, jefe de la sección; Juanjo Fernández, el número dos; yo mismo, como reportero, y dos becarios: Juan Mora, hoy subdirector de AS, y Nacho Alonso, que llegó a ser director de El Sol. Aquel día Juanjo Fernández estaba como enviado especial en la Vuelta Ciclista a España, que andaba por Cartagena. Un compañero de estudios de Juan Mora y Nacho Alonso se casaba esa tarde y García Candau les autorizó a ausentarse tras hacer su tarea por la mañana. Cuando este al mediodía fue a comer a su casa, se destrozó un pie jugando en el pasillo al fútbol con su hijo. Así que aquella primera tarde me quedé solo.
Ciertamente, y dicho sea en honor de García Candau, todo estaba bien dispuesto. Estuvimos en contacto por teléfono. No me costó nada evacuar la información del día, lunes para martes, con mucha información del domingo precocinada. Entonces los lunes se reservaban para la Hoja del Lunes de cada ciudad, así que los periódicos llevaban la jornada futbolística el martes (los diarios deportivos sí salían el lunes, pero a mediodía, para no competir en exceso con la Hoja del Lunes).
Surgió un problema: en el jaleo del día, cargado de nervios e imprecisiones, las páginas de Deportes llegaron a estar cerradas sin la crónica de ciclismo. Era una etapa sin mayor intriga, pero era la Vuelta a España. Aquello me alarmó. Se lo dije a Augusto Delkader, que en el enredo general se había hecho cargo de todas las emergencias.
-Mira, te entiendo, pero es tarde. Ya no se puede.
Me quedé inquieto. No me parecía sensato que apareciéramos en el quiosco con una amplia sección de deportes, que incluía partidos de Tercera División, pero sin la Vuelta a España. En una de las idas y venidas de Cebrián por la redacción, se lo dije. Le vi dirigirse a Delkader, a unos quince metros de donde yo estaba. Cambiaron unas palabras, hasta que Cebrián casi gritó, tajante:
-¡Yo no firmo el periódico si no sale la Vuelta Ciclista a España!
Con el tiempo, Delkader fue mi mejor guía y amigo en mi carrera profesional, pero aún recuerdo su mirada en aquel momento.
El periódico salió con la Vuelta. Y con mi pequeña previa del Madrid-Tenerife. No recordaba haber firmado ese día hasta que Manuel Mirat me vino con la reproducción de aquel primer ejemplar, cuyo original guardé durante tantos años, junto a los números cero, hasta que una mano femenina hizo limpieza equivocada de todo ello.
¡Yo no firmo
el periódico si
no sale la Vuelta
Ciclista a España!
Era una cosa de menos, pensé que no la había firmado. Pero la firmé, y ahora me alegro de haberlo hecho.
Por cierto, el partido acabó 1-0. El Tenerife eliminó al Madrid. Para quienes quieran situar mejor la época, ahí van las alineaciones:
Real Madrid: Miguel Ángel; José Luis (Rubiñán, 45’), Sol, Pirri, Camacho; Del Bosque, Velázquez, Vitoria (Macanás, 82’); Amancio, Santillana y Roberto Martínez.
Tenerife: Lanas; Juan Miguel, Kraus, Eduardo, Molina; Román, Gilberto, Montero Castillo; Jorge, Illán (Toño, 87’) y García Murcia.
En el Bernabéu hubo gritos de “¡Fuera Miljanic!”. Ya se sabe: el entrenador siempre tiene la culpa.