Primero lo divino, después lo humano.
El pabellón de China con su pantalla de cine de 360º y la proyección de un recorrido en barco por el rio Amarillo. Después no recuerdo en que pabellón también habia una proyección donde se simulaba un viaje en parapente con butacas móbiles que se mecian como si estuvieses en el aire. El pabellon de Islandia con un Iceberg y el de Noruega con aquel arbol con suelo de cristal desde el que se veian las raices.
Como aspectos humanos las esperas en las colas, con los comentarios que se oian, te dabas cuenta de la España profunda y divertida de aquella época, las mujeres del este sin depilar ni axilas ni piernas, los mejicanos
con sus expresiones hacia la madre patria entre odio y admiración. También nos cruzamos por la Expo con Miguel Rios y la duquesa de Alba.
Fué una experiencia maravillosa aunque recuerdo haber pasado mucho frio, viajamos la semana de San juan y salimos de Barcelona con nubes y tiempo frio para la estación y llegamos a Sevilla y el tiempo no cambió.
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