El 23 f lo pasé, por la noche, emborrachándome con los amigos en el local de ensayo del grupo, celebrando (es un decir) mi despedida dado que en dos días me iba a la mili a Cádiz y luego a Melilla. A mi padre no le hizo mucha gracia, de hecho, de cinco amigos que ibamos a ser a uno no le dejaron venir. Eramos conscientes, con 19 años, de lo que estaba ocurriendo, pero eso no iba a arruinar mi despedida hacia un destierrro obligado de año y medio lejos de mi familia y amigos. Recuerdo que en mi pueblo desalojaron el cine y mandaron a todos a casa. Grabamos esa noche en cassette, dado que bebíamos y tocábamos música, y decíamos lo que ocurría, lo del golpe de estado y demás, es cuestión de encontrar la cinta.
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