Debutó en la ACB en 1999, un memorable año en el que la ‘generación de oro’ del baloncesto español se encaramó a lo más alto en el mundial junior. En la temporada 2001-2002 saltó a la NBA y fue ‘rookie’ del año. desde entonces ha hecho –y hace– historia.
Pau Gasol (Barcelona, 1980), jugador de los Bulls y de la selección española, recuerda que su padre solía enviarle de niño al quiosco cercano a su domicilio de Sant Boi, la localidad donde se crió. “Me encargaba, sobre todo los domingos, que fuera a comprar EL PAÍS y ‘El Mundo Deportivo”. Años después vendría su primera entrevista en el periódico: “Va bien que me digan que no me lo crea”, era el titular. Hoy, como entonces, continúa con los pies en el suelo.
¿Le afecta la crítica publicada?
Intento abstraerme. Al principio me costaba un poco más. Los medios hacen su trabajo. En algunos momentos te alaban y todo es maravilloso. En otros, dicen que se ha acabado el rollo, que estás en decadencia. Intento mantenerme al margen tanto de las críticas como de los elogios, y ser autocrítico y realista.
¿Es muy diferente la prensa en Estados Unidos?
Un poco. Existe una tremenda exposición del deportista en los medios. Se analiza todo, hasta el detalle más ínfimo del juego. Hay también una diferencia cultural. Para mí, la prensa española es más cercana. Mi relación con los periodistas españoles se remonta a 15 o 20 años y eso me da una sensación de mayor proximidad y familiaridad. Y eso que aquí, en la NBA, algunos periodistas están todos los días con el equipo.
Fue criticado por algunos en su última etapa en Memphis o en su primera final de la NBA, cuando los Lakers perdieron ante los Celtics y se le acusó de ser demasiado “soft” (blando)…
Me tomé todo eso con mucha tranquilidad. Me aíslo de ese tipo de campañas. Sé que la controversia y el morbo siempre levantan expectación. Tal vez por mi amabilidad y predisposición a atender a los periodistas siempre he sido un blanco fácil. Y sí, ha habido medios que lo han aprovechado para publicar insidias y falsedades.
¿Cómo se informa?
Sobre todo a través de las redes sociales, a diario. Pero lo justo y necesario. Tampoco estoy muy, muy conectado porque llevo mi ritmo de vida, tengo mis preocupaciones y necesito un espacio de desconexión. Eso sí, procuro estar informado sobre lo que pasa. Y si se me escapa algo, cuando vuelvo a España, la prensa ya se encarga de informarme sobre las polémicas y las cuestiones más controvertidas.
“Me informo a través
de las redes sociales,
pero lo justo y necesario”
¿Es consciente de haber vivido los mejores años en la excelencia del deporte español?
Se ha producido una gran evolución, un crecimiento a nivel mundial muy fuerte y en diversos deportes. Ha existido una generación de deportistas que han conseguido grandes resultados. Se ha realizado un excelente trabajo con los jóvenes que ha hecho posible que su talento haya explotado. Y se ha producido un efecto contagioso, un efecto dominó. El éxito de unos ha motivado a otros. Estoy muy orgulloso de formar parte de esta etapa del deporte español, y muy motivado para continuar formando parte del deporte de un país reconocido al más alto nivel mundial.
¿Quiénes le inspiran?
Intento aprovechar los éxitos de otros deportistas para motivarme y para seguir haciendo las cosas como las hago. Por ejemplo, el éxito de Rafa [Nadal] durante muchos años me ha motivado mucho. También el de jugadores con los que he podido convivir como Kobe [Bryant]. Ha jugado 20 años a un nivel único. O mi hermano Marc, que se ha convertido en uno de los mejores jugadores del mundo. Lo he visto crecer desde pequeño y para mí es un orgullo y una motivación.
“Estoy muy orgulloso
de formar parte de esta etapa
del deporte español”
Se ha planteado retos personales y colectivos enormes a lo largo de su carrera. ¿Ha intentado involucrar a la Prensa en ellos?
Intento que la Prensa apoye nuestros retos porque también forma parte del equipo. Vivimos juntos mucho tiempo y compartimos muchas cosas. Intento hacer equipo con la Prensa. En el último Europeo había razones para que muchos fueran escépticos, y así debe ser. No todo el mundo ha de creer lo mismo. Pero el equipo tenía sus virtudes. Explotarlas a fondo hizo que el éxito fuera todavía más especial, más épico.