Pablo Isla Álvarez de Tejera se hizo abogado del Estado con el número uno de su promoción y fue director general de patrimonio en su paso por la administración. En la empresa privada presidió Altadis tras la fusión entre Tabacalera y Seita, y pasó por el Banco Popular en dos fases, la última como secretario general. Hace 11 años fichó por Inditex. Desde 2011 ocupa la presidencia del grupo a propuesta del máximo accionista y fundador, Amancio Ortega. El imperio textil, que partió de una tienda, cuenta con ocho formatos (Zara, Massimo Dutti, Bershka, Stradivarius, Oysho, Zara Home, Uterqüe y Zara On Line), está en 90 países y emplea a 152.000 personas
“Antes que nada, me gustaría dar la enhorabuena al equipo de EL PAÍS por estos 40 años y desear lo mejor para el futuro”, se apresura a afirmar Pablo Isla (Madrid, 1964) al comenzar la entrevista, realizada en la sede de Inditex en Arteixo (A Coruña), donde el imperio textil fundado por Amancio Ortega tiene su cuartel general y se conciben las ideas que han convertido a esta compañía en referencia mundial. Luego, Pablo Isla continúa y valora la aparición del diario en la vida pública española: “Cuando salió yo tenía 12 años y, claro, estaba en el colegio; pero recuerdo perfectamente la influencia que tuvo en casa y cómo cambió la forma de abordar la información, de ordenarla y de dar también importancia a las noticias internacionales y a las económicas. Recuerdo su trascendencia como seña de identidad de nuestro país en aquellos momentos. Y, desde luego, a mí el periódico me acompañó de forma significativa a lo largo de mi vida diaria, tanto en la facultad como en casa”.
En aquellas fechas fue cuando Amancio Ortega creó Zara y abrió su primera tienda. ¿Cómo define y explica el fenómeno Inditex?
Sí, un año antes, en 1975, abrió el primer Zara en A Coruña. Y pocos años después recuerdo, por comentarios de mi hermana y de muchas amigas, la apertura del primer Zara en la calle Carretas, en Madrid. Sin saberlo se estaba produciendo un cambio significativo en la forma de ofrecer moda, que supuso una auténtica democratización en este campo. Ese fenómeno ha ido evolucionando y modernizándose, y hoy contamos con más de 600 diseñadores en el grupo –para mí, los mejores del mundo- dedicados al mismo objetivo original: adaptarse a las sugerencias de los clientes y hacer una moda accesible a todo el mundo.
Su padre, José María Isla, fue un destacado ejecutivo del grupo público INI, ¿qué aprendió de él?
Humanamente, todo; tanto de él como de mi madre. Y lo sigo aprendiendo. Profesionalmente para mí es una referencia de la sensatez, del buen hacer y de la importancia de la gestión en la empresa. A mí me ayudó muchísimo a entender el concepto de excelencia y cómo la buena gestión es clave para que las cosas funcionen correctamente.
Entonces dominaba la empresa estatal y se vivió un proceso de reconversión que para muchos sectores fue dramático. ¿Usted cree que ha cambiado mucho la empresa en España?
Son dos periodos difícilmente comparables, tanto por las circunstancias del país como por el entorno internacional. Pero España ha tenido el mayor desarrollo económico y social de su historia en los últimos 30 años. Indudablemente, la evolución de la empresa española ha estado marcada por la integración en la Unión Europea, por su cada vez mayor internacionalización y, más recientemente, por la revolución tecnológica y digital. En este sentido, ha sido muy positiva la formación en todos los niveles y la pérdida de muchos complejos que parecían obligar a la empresa española a mirar exclusivamente hacia el mercado nacional. Esto ha permitido que hoy tengamos empresas muy competitivas que se encuentran en las primeras posiciones de su sector en el ámbito internacional. Lo que hace falta es seguir creyendo en esta capacidad de crecimiento y fomentar el espíritu emprendedor. Contamos, además, con un altísimo nivel de directivos y de gestores cuya formación y capacitación técnica está entre los más destacadas internacionalmente.
¿Cree que la crisis ha hecho mucho daño a la economía española?
Creo que debemos fijarnos en el ejemplo de aquellas empresas que han sabido responder a una etapa tan difícil mejorando su eficiencia, acelerando su internacionalización o descubriendo nuevos mercados. En relación a Inditex, hemos sido capaces de seguir generando empleo en España, lo cual, para mí, es un motivo de orgullo.
“La empresa española debe
ganar tamaño y las políticas
públicas deberían ir
orientadas a incentivarlo”
¿Está en la internacionalización la solución?
La crisis ha realzado la importancia del sector exportador y es importantísimo que las empresas que comenzaron a vender al exterior en los últimos años se consoliden como exportadoras regulares (empresas que exportan durante cuatro años consecutivos). Igualmente capital para el desarrollo de las empresas es ponerse a la vanguardia desde el punto de vista tecnológico y digital. Estamos asistiendo a una auténtica revolución digital que plantea muchos retos y posibilidades para las empresas.
¿Está la empresa preparada para afrontar otra recesión?
Seguramente la empresa que ha sido capaz de superar esta etapa, ha generado una capacidad de resistencia y unos recursos de los que carecía hace una década. La clave está en haber conseguido la competitividad y productividad necesarias.
Todo el mundo habla de un nuevo modelo industrial para ganar productividad. ¿Cómo debe regenerarse el tejido español para competir en un mundo mucho más globalizado?
Una de las respuestas es, sin duda, que la empresa española debe aumentar el tamaño medio. Existe una clara correlación entre la productividad media y el tamaño de las empresas. Además, las empresas más grandes invierten más en tecnología, tienen mayor capacidad de innovación y mayor propensión a la internacionalización. En cualquier caso, España tiene una gran potencial y tenemos que ser capaces de aflorarlo.
“Estamos asistiendo a una auténtica
revolución digital que plantea
muchos retos y posibilidades
para las empresas”
¿Qué hay que hacer para ganar tamaño?
Es indiscutible que en España el tamaño de las empresas es muy pequeño, sobre todo en comparación con los principales países europeos. Este tipo de cuestiones son el resultado de muchos factores y no tienen una solución mágica; pero en mi opinión, las políticas públicas deberían ir orientadas a facilitar e incentivar el aumento del tamaño de las empresas y su internacionalización y a acelerar y potenciar la economía del conocimiento. En este sentido, es importantísimo el papel tractor de las grandes empresas. En Inditex contamos con 7.000 proveedores españoles de todos los sectores de actividad (textil, construcción, mobiliario, transporte, servicios financieros, informática, comunicaciones, seguridad, seguros…) que nos facturaron en 2015 más de 4.500 millones. Muchas de estas empresas empezaron siendo pequeñas y han crecido de tamaño con nosotros. De hecho, Inditex también empezó como una pequeña empresa y desde muy pronto Amancio Ortega tenía muy clara la necesidad del crecimiento internacional de la compañía.
¿Existe conexión entre la Universidad y la empresa?
Uno de los aspectos más sustanciales de todos los puntos que estamos tratando en esta entrevista es sin duda la educación. En primer lugar, en cuanto a la importancia de poner en valor la figura del empresario en todos los niveles educativos. Igualmente imprescindible es fomentar, a través de la educación, una cultura emprendedora. Respecto de la conexión entre la Universidad y la empresa, aunque indiscutiblemente se ha avanzado en los últimos 20 años, creo que estamos muy lejos de donde deberíamos. Siempre he considerado que la base de nuestra competitividad es la educación y la formación. Cualquier esfuerzo en ese sentido me parecerá escaso y toda conexión que enlace el mundo académico universitario con el entorno empresarial ayudará a retener talento y a conseguir empresas más sólidas y con mejores cuadros para afrontar la competencia internacional.
“En Inditex contamos con
7.000 proveedores españoles
que nos facturaron en 2015
más de 4.500 millones”
¿Considera que es necesario acelerar el proceso de integración europea?
La entrada de España en la Unión Europea (Mercado Común) en 1986 ha sido la mejor cosa que le ha podido suceder a la economía española en su historia. Y creo que todos estos años de construcción europea han sido muy beneficiosos para todos los socios. En épocas de crisis se pueden provocar desajustes y generarse ciertas dudas, pero creo que, si somos capaces de superar ciertos egoísmos, Europa puede llevar solo una dirección hacia la consolidación de las instituciones europeas y el reforzamiento de la integración.
¿Cree que el problema de los refugiados y el ‘Brexit’ británico pueden retrasarla?
El drama de los refugiados es una situación terrible que conocemos bien porque estamos ayudando a Médicos sin Fronteras desde 2009 en la frontera entre Siria y Turquía y más recientemente también estamos colaborando con Acnur y Cruz Roja. Todos debemos ser conscientes de esta tragedia humanitaria de primer nivel y hacer todos los esfuerzos posibles para intentar paliarla.