El mejor vendedor del mundo

El perfil del empleado bancario ha cambiado radicalmente con la tecnología. De un administrativo por oposición a un comercial titulado seleccionado por currículo

Estamos a su servicio. Cerca de usted. El cliente es lo más importante. Estos son los mensajes que lanzan las entidades financieras a sus usuarios hoy. Sin embargo, en sus oficinas ya no se sacan extractos de las cuentas corrientes o se cobra por hacerlo; el pago de recibos, de poder realizarse, se limita a unos días y horas concretas y, hasta por los ingresos en efectivo, se debe pagar si no se dispone de cuenta en la casa… Los cajeros automáticos han sustituido muchas funciones de las que antes se encargaban los empleados de banca, en una relación más personalizada que la actual. Eran otros tiempos.

pg1En los últimos 40 años los bancos se han transformado radicalmente. Y sus empleados también. Y no solo en número. Tomando como base los anuarios de la Asociación Española de Banca (AEB), en 1976 trabajaban en estas entidades 165.229 personas. Varones y hembras, como se las llamaba entonces. Pero las mujeres apenas si ocupaban un 12% de los puestos. En 2014, último anuario disponible, los empleados eran menos, 103.593, y las mujeres habían recuperado su condición de personas y ya sumaban cerca del 45% de la fuerza laboral. Uno de los grandes cambios en el perfil del personal financiero.

Las categorías, que hace 40 años se dividían en jefes (directores de sucursal), titulados, oficiales y auxiliares administrativos y subalternos, ahora ya no existen como tales y se habla de grupos de técnicos, administrativos y personal de servicios generales. Curiosamente, en 1976 había únicamente 900 titulados universitarios y el grueso de las plantillas se distribuía entre jefes y administrativos, que sumaban el 61% del personal. Actualmente solo los técnicos ocupan ocho de cada diez puestos. Y, aunque no se especifique cuántos son universitarios, lo cierto es que hoy es una condición sine qua non para trabajar en banca.

Hasta dentro de dos años
las entidades no comenzarán
a contratar masivamente los
expertos digitales que precisan

SELECCIÓN. Los jóvenes (mucho más abundantes en las plantillas del sector financiero del siglo pg2XXI, dados los constantes procesos de prejubilaciones y jubilaciones anticipadas a partir de los 50 años que han tenido lugar desde la década de los 80, con y sin despidos colectivos de por medio) ingresan en las entidades con su grado terminado, con inglés y, por qué no, con su máster o experiencia internacional. Y lo hacen a través de procesos de selección directos en vez de mediante oposiciones, como ocurría en 1976. “El 80% entraban con estas pruebas internas y el 20% eran recomendados por buenos clientes”, indica José Miguel Caras, director de Formación y Talento del Banco Santander. Pero entonces también existía la figura del botones o de las llamadas “palomitas”, sus homólogas femeninas ataviadas con faldas cortas. Así lo recuerda Pilar Luengo, exempleada de una de las marcas que acabaría engullendo el Banco Central, a su vez diluido en el banco cántabro.

Ella entró tras una oposición a perforista, que eran las empleadas que trabajaban con las perforadoras de cintas que se introducían en los ordenadores o las tarjetas de crédito para troquelarlas; a su lado, en la sala de grandes ordenadores, todos eran hombres. “En aquellos años la banca era muy paternalista. Hubo mucha gente que compaginó su trabajo en el banco, donde se salía a las tres, no como ahora que se trabaja por la tarde, con sus estudios universitarios. Y, si acababas la carrera en la entidad, te ascendían”, explica Luengo. “El trabajo era muy aburrido, pero los bancos ofrecían ventajas excepcionales a sus empleados: unos salarios superiores a otros sectores, pluses económicos, créditos preferentes, residencias de vacaciones… Por eso muchos titulados siguieron en el sector en vez de trabajar en lo que estudiaron. Era un empleo muy cómodo y bien pagado”, continúa.

“Había mucha querencia hacia los universitarios. Yo prefería contratar a gente procedente de formación profesional porque en algunos puestos no existe el estímulo que debe tener un titulado superior y acaba por abandonar”, aprecia Francisco Segrelles, exdirectivo bancario que preside el Grupo de Responsables de Formación de Profesionales del Sector Financiero (GREF).

pg3Desde finales de los 80 y sobre todo a partir de los 90, coincidiendo con la ruptura de la paz del entonces poco competitivo sistema financiero, la aparición de nuevos productos y la internacionalización de las entidades, los bancos empiezan a pedir otro tipo de perfil más formado y arrancan los procesos de selección en busca de universitarios con dotes comerciales, explica Caras, “porque ya todo el mundo tiene que vender productos. Pasamos de ser reactivos a activos comercialmente”.

El tipo de trabajo ya no tiene nada que ver, dejó de ser manual con la llegada de los ordenadores, hace falta menos gente, y ahora los empleados están más que nada para vender”, indica Eugenio Pascual, presidente de la asociación de jubilados y prejubilados Jubiqué? Desaparecen los botones, las perforistas, los encargados de las valijas que transportan los apuntes contables de la sucursal a la central, los cajeros que cobran un plus por ese trabajo, los repartidores de nóminas…

Con la inauguración del nuevo siglo la banca deja de ser generalista, se especializa, “y pg4empezamos a pensar en las competencias de los empleados. Arranca la verdadera pelea comercial”, aprecia Caras, con lo que la remuneración por objetivos, que se había introducido una década antes, se sofistica y los modelos de evaluación se vuelven cualitativos. Ya se piden certificaciones para ciertos puestos, como auditores o gestores de banca privada. Y durante la última crisis, continúa el director de Formación del Santander, “nos hemos dado cuenta de que el modelo de negocio tiene que cambiar e iniciamos la búsqueda de perfiles digitales, además de comerciales. Pero solo contratamos por proyectos”, dice Caras. El sector necesita dos años para ganar más dinero, provisionar menos y contratar de forma generalizada.


 

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Evolución del empleo en bancos y cajas.

El privilegio menguante

El sector bancario es privilegiado aunque los salarios hayan bajado con la última crisis”, afirma Eugenio Pascual, de Jubiqué? La acción sindical de este poderoso negocio es la responsable de las garantías logradas históricamente para sus trabajadores. Pero las centrales mayoritarias no han podido detener el descalabro derivado de la intervención y el rescate financiero.

Las plantillas de las entidades han perdido más de 77.000 efectivos desde 2008 y 28.000 respecto a hace 40 años. “El profesional bancario no ha empeorado sus condiciones laborales hasta esta última crisis a fin de salvaguardar el empleo”, afirma José María Martínez, secretario general de la Federación de Servicios de CC OO. Martínez sí reconoce que los derechos se han ido volviendo “líquidos” a partir de la prolongación de las jornadas, cuando se dejaron de pagar las horas extra, con las que los empleados se juegan su promoción (que es discrecional en vez de por antigüedad) y la remuneración variable, que supone entre el 15% y el 25% del salario. “Ahora vamos hacia otra ola de digitalización que va a incidir en las condiciones y los sueldos de las plantillas y por eso nos está costando tanto negociar el convenio”, admite.

Por Carmen Sánchez-Silva