Rocío García

Irene Escolar: “El teatro me une a la esencia de la tierra”

Integra la sexta generación de un explosivo y creativo clan familiar de cómicos. A sus 25 años todavía lleva a los camerinos una foto de su abuela, la legendaria Irene Gutiérrez Caba. El trabajo, el esfuerzo y la honestidad son las marcas familiares que pasea orgullosa por todos los escenarios.

No había nacido cuando salió el periódico, pero ha crecido con él. Era el diario que leían en casa y eso marca. Primero se enganchó a los reportajes de EL PAÍS SEMANAL donde, asegura, descubrió muchas cosas. Luego el interés de Irene Escolar (Madrid, 1988) se trasladó a los colaboradores y a los periodistas del diario. “Busco referentes como escritores o autores que admiro o cuyas reflexiones y opiniones me interesan y me aclaran el panorama”. Junto a ello, las noticias de cultura y las críticas teatrales conforman sus principales focos de interés en EL PAÍS. La primera vez que vio su nombre en el periódico fue en una crítica de Marcos Ordóñez. Desde entonces, asegura, ha tenido mucha suerte. “Me he sentido tratada con mucho respeto y dando una imagen honesta de mi trabajo”.


¿Cuándo supo que la había atrapado el veneno de la interpretación?

Irene escolar
La actriz Irene Escolar. / Samuel Sánchez

Al acabar mi primera obra, Mariana Pineda. Tenía 9 años y recuerdo el vacío tan grande que sentí después de una temporada en cartel, con funciones dobles en Madrid durante dos meses. Se terminaba algo que estaba dando sentido a mi vida. Descubrí la felicidad en el teatro entonces, una felicidad que se ha ido multiplicando a lo largo de los años.

¿Cómo lleva el peso de la responsabilidad de pertenecer a una saga artística como la suya?
¿Ser nieta de Irene Gutiérrez Caba marcó su destino?

Sí, sin duda. La familia no se decide, te toca, y yo creo que todas las familias son determinantes. Yo he crecido con el teatro, el cine y todo lo que rodea a mi profesión. Tenía una vocación clara, pero el hecho de ir a ver a mi abuela todos los domingos al teatro fue decisivo y me encaminó de manera clara hacia este oficio.

Mi mayor miedo era no estar a la altura de una familia de seis generaciones que habían defendido esta profesión de una manera honesta, a base de trabajo y esfuerzo. Quería recoger este legado sin decepcionar. Nunca he llegado a sentir presión porque he tenido mucha suerte y profesionalmente he podido escoger las cosas que me han ido interesando.

¿El teatro es un refugio o desata todos los demonios?

Para mí es el refugio perfecto. Es el lugar que da sentido a mi vida y en el que redimes muchas cosas que en la vida no puedes gestionar. Me conecta con la esencia de todo, con la tierra y la realidad. El teatro, como decía Chéjov, te ofrece la oportunidad de hacerte preguntas y cuestionarte tu existencia.

¿Qué hay de intuitivo en el oficio de la interpretación?

La intuición es fundamental, sin ella es difícil dedicarse a este oficio. Es algo mágico, lo tienes o no lo tienes, pero lo que está claro es que solo con la intuición no llegas a ningún sitio. Sin el trabajo, la formación y la constancia es difícil sobrevivir. La vida empieza donde acaba el confort. La clave está en retarse de manera permanente.

¿Cómo aborda el proceso creativo?

Depende mucho de los proyectos, de quién esté al mando, de tus compañeros. Lo mágico es que nunca se sabe con certeza lo que va a pasar porque depende de seres humanos. Así que lo mejor es arrimarse y trabajar con el grupo que más se adapte a tus necesidades vitales y artísticas.

“La intuición es
fundamental, sin ella
es difícil dedicarse
a este oficio”

¿Piensa en el futuro? ¿Cómo lo intuye?

Siempre, y más cuando me quedo sin trabajo. Tengo muchas funciones, textos y personajes todavía por descubrir. Espero poder canalizar las ganas que tengo en el trabajo que me ofrezcan o en los proyectos que yo pueda ir montando.

Con tantos premios este año, ¿cómo se mantiene la cabeza fría?

Los premios son pequeños impulsos. Me dan seguridad, pero no cambian nada. Soy muy consciente de lo que soy, de que esta profesión es dura, difícil y sacrificada. El galardón importante es el trabajo. Lo demás son pequeños regalos que te da la vida.