La inversión en I+D de las grandes corporaciones globales se acelera. En 2015, las 1.000 empresas que más invirtieron en este capítulo destinaron 612.000 millones de euros. Asia ya es el primer receptor de estos fondos, desbancando a Estados Unidos
Innovación es la palanca de crecimiento de las compañías y las sociedades, y sin ella no se puede ser competitivo. Se ha convertido en el gran motor del capitalismo avanzado. Los cambios tecnológicos son cada vez más frecuentes y rápidos y alcanzan su verdadera meta cuando propician disrupciones en los métodos de producción y en la sociedad. Pero no necesariamente el mayor presupuesto inversor de las empresas implica ser el más innovador. Hay cierta correlación, pero no directa. En su reciente Informe Global Innovation 1.000, Strategy&, la consultora estratégica de PwC, nos ofrece un ranking de las mil empresas que más invierten en I+D del mundo y también de cuáles son las más innovadoras.
El estudio ha preguntado a 368 líderes de innovación y directivos en todo el planeta
cuáles son las diez compañías más innovadoras y ofrece resultados reveladores. Apple, Google, Tesla, Samsung y Amazon son consideradas como las firmas de referencia en este campo; sin embargo, la mayoría no aparece entre las cinco compañías que más invierten en I+D: Apple es la número dieciocho,
Google la sexta y Tesla ni siquiera aparece entre las veinte primeras. Samsung es la excepción que confirma la regla, ya que es la segunda corporación del mundo que más invierte en este campo y es también la segunda firma más innovadora del mundo.
Pese a no haber una correlación directa, la opción de invertir en investigación y desarrollo se consolida año a año como estratégica a escala global. En 2015, las 1.000 empresas del ranking dedicaron un total de 680.000 millones de dólares (unos 612.330 millones de euros) a I+D, lo que supone un incremento del 5,1% respecto a 2014 y el mayor aumento del último trienio.
De las 1.000 empresas que más invierten en I+D,
sólo ocho son españolas, según PwC
Pero los destinos geográficos de la inversión están cambiando. Asia se ha convertido en el primer receptor de los fondos que van a I+D de las grandes empresas, superando a América del Norte, que baja hasta la segunda posición, y a Europa, que lo hace a la tercera. Por su parte, el tradicional ranking de la revista Forbes sobre las 100 empresas más innovadoras del momento muestra un top 10 copado por compañías norteamericanas, sobre todo de los sectores tecnológico y farmacéutico, como Tesla Motors, Salesforce. com, Alexion Pharmaceuticals o Regeneron. Sólo aparecen dos firmas del resto del mundo. Tesla también ha sido elegida por el Massachusetts Institute of Technolgy (MIT) como la primera de las 50 empresas más disruptivas del mundo.
En cuanto a las empresas españolas, queda mucho por hacer. En ese ranking de PwC de las 1.000 empresas que más invierten en innovación y desarrollo en el mundo sólo hay ocho españolas: Telefónica, Amadeus, Indra, Grifols, Acciona, Iberdrola, Almirall y Repsol. En conjunto, estas empresas han invertido 3.300 millones de dólares (unos 2.967 millones de euros). Destaca Telefónica, en el puesto 94 del mundo.El resto se sitúa por debajo del top 200. Para Forbes, las españolas Inditex y Grifols son las punteras en este terreno y merecen los puestos 80 y 92, respectivamente.
Telefónica invierte el 2,2% de sus ingresos en I+D, según las estimaciones de PwC, al destinar 1.476 millones de euros a este capítulo en el año 2015. De hecho, es la tercera compañía de su sector que más invierte en I+D en todo el mundo, después de las empresas de telecomunicaciones Nippon y AT&T.
Telefónica es la tercera compañía
de su sector que más invierte en I+D
En paralelo, el grupo desarrolla otras iniciativas en este campo. Acaba de constituir una nueva división, denominada Telefónica Innovación Alpha, que se dedicará a la innovación de productos y tecnologías disruptivas con el objetivo de abordar la innovación a largo plazo. La innovación desde fuera del grupo se articula a través de Telefónica Open Future, un programa de apoyo al talento emprendedor a nivel mundial que quiere ayudar a convertir ideas innovadoras en negocios de éxito. Sus herramientas son el crowdworking, la aceleradoras Wayra y los fondos Amerigo y Telefónica Ventures.
Tesla es una de las empresas
más disruptivas del mundo
Amadeus, proveedor de sistemas para la industria de viajes, es la segunda empresa española por volumen de inversión en I+D en 2015 y, duplica con creces la cifra de la tercera, Indra, al contabilizar 570 millones de euros, según los estudios de PwC. Asimismo, es el primer inversor europeo en este campo, según la Comisión Europea. En concreto, entre 2004 y 2014 acumula una inversión total
superior a los 3.500 millones de euros, según datos de la propia empresa. También participa en proyectos para ayudar a los viajeros a superar la frustración y el estrés de la perturbación de un vuelo mediante Amadeus Personal Disruption Companion; o para crear una nueva generación de sistemas de reserva que será un nuevo estándar para toda la industria.
El grupo está embarcado también en varios proyectos de referencia, como el procesamiento de transacciones de muy alto rendimiento a través del uso de sistemas abiertos con servicios en la nube de Amadeus.
Indra retornó al ranking de las empresas que más invierten en I+D en 2015, cuando destinó 259 millones de euros a este campo. Una inversión con la que espera dar soporte a sus planes para desarrollar una cartera de productos apoyada en cuatro ejes: dar prioridad a la cartera de productos existente, concentrándose en productos de alto valor añadido; una mayor estandarización de la oferta para capturar economías de escala y aumentar conocimientos; un proceso más selectivo para los proyectos, con requisitos mínimos de tamaño y rentabilidad; y una reorganización de la cartera de negocios, lo que incluirá inversiones y desinversiones selectivas.
Grifols, el fabricante español de hemoderivados, es uno de los referentes nacionales en I+D. La empresa cotizada ha invertido directamente en 2015 un total de 240 millones de euros, con un crecimiento superior al 20%, cifra que la sitúa en la cuarta posición del ranking. Al mismo tiempo, ha tomado participaciones en otras compañías en campos de la medicina distintos al de su actividad.
POR J. CHAMIZO
Ellas marcan la agenda innovadora del sector
Una innovación disruptiva es “un proceso en el que un producto o servicio se hace camino inicialmente en aplicaciones simples en los márgenes del mercado y, de repente, de forma implacable, va ganando cuota de mercado, incluso desplazando a los competidores más establecidos”, según explica uno de los mayores expertos en este tema y profesor en la Harvard Business School, Clayton Christensen.
La consultora McKinsey ha identificado las grandes tecnologías que cambiarán el mundo en los próximos años: Internet móvil, la automatización del conocimiento, Internet de las Cosas, cloud, la robótica avanzada, los materiales avanzados, la impresión 3D, el almacenamiento de energía, la genómica de próxima generación, los vehículos semi o completamente autónomos, las energías renovables y la exploración y gestión avanzada de energías fósiles.
Y cifra el impacto económico de estas tecnologías disruptivas en una horquilla entre 15 y 40 billones de dólares (entre 13,5 y 36 billones de euros), es decir, entre un 90% y un 230% el tamaño de la economía de Estados Unidos. Los protagonistas son muchos y el Massachusetts Institute of Technology (MIT) nos sirve de guía para conocerlas gracias a su reconocida clasificación anual que incluye las 50 firmas más disruptivas del mundo. Entrar en este selecto club no es fácil: “la empresa debe disponer de tecnología realmente innovadora y un modelo de negocio que es a su vez práctico y ambicioso, con el que ha definido la agenda en su sector durante los últimos 12 meses”, según explica el propio instituto.
Los protagonistas de esta lista no son sólo las grandes empresas tecnológicas que invierten cantidades ingentes de dinero en investigar y mejorar sus procesos. Junto a habituales como Google, Amazon, Apple, Microsoft, Philips, Facebook, ThyssenKrup o IBM, aparece una pléyade de jóvenes y osadas firmas que han acaparado la atención mediática en los últimos años como Uber, Coinbase (que desarrolla un monedero y cambio de bitcoins para empresas), Netflix (el servicio de películas y series en streaming), Tesla Motors (flamante líder de la lista gracias a que ha extendido la tecnología de baterías de coches eléctricos a aplicaciones residenciales y comerciales) o Snapchat (la red social de vídeos que se autodestruyen y que ha inventado nuevos formatos).
La inversión en I+D, según y cómo… y dónde
Por Ignacio Rel, Socio Responsable de Strategy& España, consultora estratégica de Pwc
La inversión en investigación y desarrollo forma parte principal del debate económico. La mayoría de los partidos políticos incluyen en sus programas referencias positivas a la promoción de la I+D como garantía de innovación y mejora o transformación del modelo productivo.
Una aproximación fácil al problema es proponer gastar más en I+D. Pero lo cierto es que eso no siempre funciona, al menos en las empresas. Tan importante o más que lo que se gasta es el proceso de innovación de la organización empresarial, es decir, su capacidad de análisis, creatividad y disciplina en la gestión. El cómo, y no tanto el cuánto, es lo que importa.
En innovación no hay patrones
ni reglas de mármol
Un estudio reciente elaborado por Strategy&, la consultora estratégica de PwC, añade un elemento más al debate: también importa el dónde. El informe 2015 Global Innovation 1.000 pone de manifiesto que el gasto de las empresas en I+D es cada vez más global y que invertir en innovación fuera del país es sinónimo de una mejor cuenta de resultados. Pero es imprescindible que las empresas que canalizan su I+D fuera de su país dispongan de un modelo global de innovación que facilite una planificación integral de los proyectos y permita superar los muchos desafíos que inevitablemente se van a presentar: captar y retener a los profesionales adecuados, proteger la propiedad intelectual, superar las diferencias culturales, gestionar adecuadamente la inversión… De lo contrario, el dinero empleado puede acabar yendo al desagüe de los proyectos mal ejecutados.
En el campo de la innovación no hay patrones ni reglas de mármol. No hay tampoco recetas uniformes ni simples que garanticen la efectividad de la inversión. Cada empresa debe articular su propio modelo de desarrollo y aplicarlo con consistencia y disciplina, combinando una inversión suficiente, una selección de los proyectos alineada con la estrategia de negocio y con las necesidades de los clientes, y una distribución geográfica acorde con el nuevo orden económico mundial.