Francisco Naranjo Llanos

Aquel 11 de Marzo de 2004, a primera hora de la mañana iba en el coche escuchando la SER, desde Madrid camino de Alcalá, a un congreso sindical de CCOO en la comarca del Henares.

Eran poco más de las ocho de la mañana cuando Iñaki Gabilondo, anunciaba que: “hace unos momentos se ha registrado dos explosiones consecutivas en la madrileña estación de Atocha y muy cerca de ella,…por el momento las noticias son confusas”

A partir de ahí todo se precipita, llego tarde a Alcalá por los atascos y controles que había en varios puntos de la carretera. No se celebra el acto previsto, pero sí una manifestación a las doce de la mañana para condenar el atentado, desde la sede de CCOO hasta el Ayuntamiento de Alcalá.

A media tarde de vuelta a Madrid comenzamos los preparativos de la gran manifestación unitaria del día siguiente. También se empiezan a difundir los comunicados conjuntos condenando los atentados, así como los de la convocatoria de la manifestación del 12.M.

Fatigado del todo el día, sobre las ocho de la tarde, lo primero que pienso es irme a casa. Un compañero dice de ir al IFEMA, lugar donde al parecer llevan los cuerpos sin vida de los asesinados en los atentados.

Aunque insisto en no querer ir al IFEMA, mi compañero me convence y al final voy pero con la idea de estar solo un ratito. El panorama que nos encontramos allí es muy difícil de describir. Hay que vivirlo.

Después de ver muchas escenas de dolor y dar muchas vueltas por el edificio, encontramos y tratamos de animar a la familia Benito Samaniego, con un hijo desaparecido, de 27 años, Rodolfo, que con gran dolor de su familia apareció esa misma noche.

Por cierto, que con su nombre, Rodolfo Benito Samaniego, familiares y amigos crearon una Fundación, con sede en Alcalá de Henares, con el fin de mantener vivo su recuerdo y el de las personas que sufrieron el brutal atentado en las estaciones de RENFE. Además de otras actividades, todos los años, en estas fechas, se realiza un acto en recuerdo y homenaje de las victimas en donde se entregan los premios a la Innovación Tecnológica.

Vuelvo de nuevo a la noche de aquel día. Serian ya más de las doce de la noche. Recuerdo que en otro lugar del edificio del IFEMA alguien nos comento que se encontraba nuestra compañera Pilar Manjón, a la que fuimos a ver y que también estaba a la espera de saber algo de su hijo Daniel. Pilar, sindicalista, miembro de la Ejecutiva de CCOO de Madrid en aquellas fechas, estaba destrozada ya en esos momentos.

Nuestros abrazos y palabras de ánimo no le servían de nada. Su hijo estaba desaparecido y se temía lo peor. Y lo peor llego cuando su hijo de 20 años, Daniel Paz Manjón, fue identificado días después.

El dolor que vi en la cara de esa madre, además de ser compañera y amiga, ha sido desde entonces algo que no he podido olvidar…ni creo que nunca en mi vida olvidare.

Recuerdo que me fui a casa más allá de las dos de la madrugada, del ya 12 de Marzo, y aunque pude hacer poco, me siento orgulloso de haber ido y haber estado en el IFEMA aquella tarde y parte de la noche, abrazando, apoyando y compartiendo el dolor con algunos amigos y amigas.

Nueve meses después, en diciembre de 2004, Pilar Manjón, con su intervención en el Congreso de los Diputados nos dio muestras a todos de su fuerza, entereza y valentía. Ahora ya lo sabe la sociedad española y creo que todo el mundo. Entonces solo lo sabíamos algunos de nosotros. Pero eso ya es otra historia…

P.D.- En aquellas fecha yo era el responsable de Comunicación de CCOO de Madrid.