Trueba: “Le debo al cine lo mejor de la vida”

El cineasta protagoniza la segunda entrega de Mi primera vez con EL PAÍS, en la que algunos de los personajes más destacados de las últimas cuatro décadas explican su relación con el diario líder en español. Con motivo del 40 Aniversario del periódico, cada martes se publica un vídeo de un minuto en el que el entrevistado recuerda sus vínculos con EL PAÍS.
Tras 15 películas como director, un montón más como productor y un ‘Oscar’, Fernando Trueba (Madrid, 1955) rueda ‘La reina de España’. Y recuerda bien cómo fue ese primer día en un periódico en el que publica de vez en cuando.
El artista Miquel Barceló, la filósofa Victoria Camps, el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga, la actriz Irene Escolar, el grupo musical Amaral, la banquera Ana Botín, el seleccionador de fútbol Vicente del Bosque, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y los candidatos a la presidencia del Gobierno Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias, entre otros, son algunos de los invitados a esta serie que completan esta serie.

La vida de Fernando Trueba (Madrid, 1955) está intrínsecamente ligada a la vida de este diario. “Recuerdo perfectamente con quién compré el primer ejemplar de EL PAÍS: con uno de mis mejores amigos, que con el tiempo además se convirtió en mi suegro. Eran momentos fantásticos, de cambio”. Además de escribir en el periódico, uno de sus primeros cortos, ‘El león enamorado’, está basado en una Carta al Director de EL PAÍS: “Era una misiva surrealista que me pareció inventada y que se publicó el 8 de marzo de 1979 firmada por un tal Stanley Burda. Tras leerla, acudí al periódico para que me enseñaran el original, y no lo encontraron. Durante años pensé que se la habían inventado, hasta que un día me llegó una carta de la viuda del autor”.


¿Recuerda su primera crítica?
Yo había sido crítico en este diario junto a Jesús Fernández Santos hasta pocos meses antes de rodar Ópera prima. Así que mi primera crítica la hizo Jesús… Era un caballero, parecía salido de un cuadro de El Greco, estupendo escritor. Para mí el mejor crítico que ha existido es Hitchcock, porque sabía con humildad qué era lo que no funcionaba de sus películas. Que los directores de cine no hagan crítica, como sí lo hacen los escritores con otros libros, nos lleva a perdernos grandes análisis.

¿Estos 40 años han pasado demasiado rápido?
A mí desde luego me queda esa sensación. Y la de que en mi vida ha pasado de todo. Coincide con mi mayoría de edad: en 1976 tenía 21 años. Empecé a escribir, a rodar películas, he tenido un hijo… Mi sueño era hacer películas y las hago. Así que estoy contento. Hago lo mío lo mejor posible. El cine me ha hecho unos regalos increíbles, como conocer a su gente. Pienso en Rafael Azcona, Billy Wilder, Robert Bresson, Paco Rabal, Fernando Fernán-Gómez… Le debo al cine lo mejor de la vida, la gente más divertida, generosa, inteligente. Quizá de quien tengo más recuerdos es de Rafael Azcona, la persona que más me ha influido. De otros, como Fernán-Gómez, cada vez que le recuerdo, sonrío. O Paco Rabal, que fue muy amigo mío. Gente que se ha zambullido en la vida en cuerpo y alma. Cada vez que iba a Los Ángeles comía con Billy Wilder.

“Aún me mueven los impulsos
de rodar, corriendo riesgos
que no debería correr.
Es una opción vital”

Ahora no solo es un director de cine, sino que es también el padre de un director de cine
Me veo viejo, como el padre de una dinastía [risas]. En realidad me siento como el tarambana de 18 años, y para otras como un anciano. Nos pasa a todos. Mi amigo Bebo Valdés decía, a sus más de 90 años, que se sentía con 18 por dentro. Cuando eres joven se te deja cierta libertad que se restringe cuando cumples años, y más si eres una persona pública. Tienes que luchar por seguir siendo quien eres y en esa lucha pagas un precio. Lo importante es no achantarse. Desgraciadamente, aún me mueven los impulsos de rodar, corriendo riesgos que no debería correr. Es una opción vital.

 

Vivimos tiempos convulsos. ¿Cree que se parecen a los de hace cuatro décadas?
Han cambiado las cosas en gran proporción para bien y en parte para mal. En aquel tiempo había un consenso por la libertad, el progreso… y quienes no formaban parte de aquel consenso se cuidaban mucho en estar callados. Disimulaban. Hoy han perdido su vergüenza, incluso se exhiben y aunque se califiquen de modernos aún forman parte de aquella herencia del franquismo. Bueno, existe aquí y en otros países: hay una tendencia en tirar hacia atrás de la Humanidad. Los tiempos en que vivimos son demasiado rápidos y demasiado histéricos. Demasiados gritos, titulares para pinchazos en la web, y poco análisis y reflexión.

¿Qué recuerda del Oscar?
Lo recuerdo como algo muy estresante. Los nervios se imponen, la situación te supera. Lo comparo con subir a una montaña rusa sin pedir permiso a un tipo como yo, que tengo vértigo.

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El director de cine Fernando Trueba, en una imagen de archivo. / S. Sánchez