Javier Solana

Ex secretario general de la OTAN

España se asienta en las instituciones

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Religiosas de un monasterio próximo a la base de Istok reciben asistencia del equipo médico español de la Fuerza Internacional para Kosovo (KFOR), desplegada por la OTAN en junio de 1999. / GORKA LEJARCEGI

La permanencia de nuestro país en la Alianza Atlántica supuso la ruptura con el aislamiento del pasado y permitió defender los intereses de España e influir en la toma de decisiones en el escenario internacional. Así lo asegura el titular de la cartera de exteriores de 1992 a 1995


Celebramos el trigésimo aniversario de un año clave para la apertura de España al mundo. En el proceso de normalización de nuestro país quedaban pendientes tres cuestiones de política internacional: la incorporación a la Unión Europea, el reconocimiento de Israel y la pertenencia a la Alianza Atlántica.

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Gráfico que representa a los 12 países que configuraban la Unión Europea a 1 de enero de 1986.

En el plazo de un año los tres se vieron resueltos. En junio de 1985 tuvo lugar la firma del Tratado de Adhesión a la Unión Europea y el 1 de enero de 1986 se hizo efectiva nuestra entrada en la Comunidad Económica Europea. Tan solo unos días después, el 17 de enero, España reconocía oficialmente el Estado de Israel y se iniciaban las relaciones diplomáticas entre ambos países. El 12 de marzo los ciudadanos españoles mostraron su respaldo al Decálogo de Paz y Seguridad que incluía, entre otras medidas, la permanencia de España en la Alianza Atlántica, la disminución progresiva de las fuerzas estadounidenses en suelo español y la no nuclearización del país. Fueron unos meses de intenso trabajo en los que España trataba de situarse en la escena internacional.

Hoy, treinta años después, estoy convencido de que la decisión de los españoles en el referéndum fue acertada. Pasamos a formar parte, junto con los países de nuestro entorno, de una institución que nunca nos ha supuesto llevar a cabo ninguna acción que no quisiéramos. Toda participación en las operaciones de la Alianza ha sido siempre aprobada por el Parlamento español.

El 1 de enero de 1986
se hizo efectiva nuestra
entrada en la Comunidad
Económica Europea

Nuestra entrada en la Alianza tuvo lugar cuando la Guerra Fría daba sus últimos pasos y en la institución se producía una gran transformación. En 1989 cayó el Muro de Berlín y vivimos, dentro de la Alianza, los esfuerzos por generar seguridad fuera del contexto de la contienda bipolar, especialmente en territorio europeo.

La participación de España en las operaciones de la Alianza fue aumentando a lo largo de los años, con los consiguientes beneficios para nuestras Fuerzas Armadas, que vieron la puerta abierta a la participación en Operaciones de Mantenimiento de la Paz, ya fuera en los Balcanes o en África, y a la colaboración con las Fuerzas Armadas de nuestros socios. Actualmente, España mantiene su presencia en operaciones de la Alianza para la lucha contra la piratería y el terrorismo, contribuyendo a la defensa y a la seguridad colectiva. Cada día se hace más patente que las amenazas a la seguridad tienen carácter global y no es posible hacerles frente en solitario. La respuesta desde las instituciones multilaterales es, sin duda, la más efectiva.

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La frontera entre dos bloques. Miembros de la OTAN, Pacto de Varsovia, URSS y Rusia en 1989 y actualmente. / EL PAÍS

Con la perspectiva de estos años se puede comprobar que los esfuerzos realizados durante esos meses de 1986 han dado su fruto. España es un país que forma parte de las instituciones internacionales y, dentro de ellas, defiende sus intereses e influye en la toma de decisiones. El referéndum que confirmó la voluntad de los ciudadanos españoles de permanecer en la Alianza Atlántica fue un paso decisivo en el proceso de ruptura del aislamiento internacional, que había lastrado al país en las décadas previas.

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En la imagen, primer convoy del Ejército de España que participa en las KFOR, fuerzas de la OTAN desplegadas en Kosovo en 1999. / GORKA LEJARCEGI

La entrada en la OTAN


La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se fundó en 1949 con la premisa de defender a cualquiera de sus miembros de una agresión armada exterior. Mediante la firma del Tratado de Washington por parte de doce países de ambos lados del Atlántico (Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos) nació una Alianza que vincula hasta hoy la defensa de Norteamérica con la de Europa. España se adhirió a la Alianza Atlántica el 30 de mayo de 1982.

El referéndum sobre la permanencia


El 13 de marzo de 1986 se celebró en España un referéndum sobre la permanencia en la Alianza Atlántica. El PSOE de Felipe González había hecho campaña en contra de la adhesión en 1982 y, una vez en el Gobierno, prometió una consulta sobre su permanencia. A diferencia de 1982, el PSOE se posicionó a favor de la continuidad. El referéndum tuvo una participación de casi un 60% de los 29.000.000 de españoles llamados a las urnas. El “sí” venció con un 52.5% de los sufragios.