La permanencia de nuestro país en la Alianza Atlántica supuso la ruptura con el aislamiento del pasado y permitió defender los intereses de España e influir en la toma de decisiones en el escenario internacional. Así lo asegura el titular de la cartera de exteriores de 1992 a 1995
Celebramos el trigésimo aniversario de un año clave para la apertura de España al mundo. En el proceso de normalización de nuestro país quedaban pendientes tres cuestiones de política internacional: la incorporación a la Unión Europea, el reconocimiento de Israel y la pertenencia a la Alianza Atlántica.
En el plazo de un año los tres se vieron resueltos. En junio de 1985 tuvo lugar la firma del Tratado de Adhesión a la Unión Europea y el 1 de enero de 1986 se hizo efectiva nuestra entrada en la Comunidad Económica Europea. Tan solo unos días después, el 17 de enero, España reconocía oficialmente el Estado de Israel y se iniciaban las relaciones diplomáticas entre ambos países. El 12 de marzo los ciudadanos españoles mostraron su respaldo al Decálogo de Paz y Seguridad que incluía, entre otras medidas, la permanencia de España en la Alianza Atlántica, la disminución progresiva de las fuerzas estadounidenses en suelo español y la no nuclearización del país. Fueron unos meses de intenso trabajo en los que España trataba de situarse en la escena internacional.
Hoy, treinta años después, estoy convencido de que la decisión de los españoles en el referéndum fue acertada. Pasamos a formar parte, junto con los países de nuestro entorno, de una institución que nunca nos ha supuesto llevar a cabo ninguna acción que no quisiéramos. Toda participación en las operaciones de la Alianza ha sido siempre aprobada por el Parlamento español.
El 1 de enero de 1986
se hizo efectiva nuestra
entrada en la Comunidad
Económica Europea
Nuestra entrada en la Alianza tuvo lugar cuando la Guerra Fría daba sus últimos pasos y en la institución se producía una gran transformación. En 1989 cayó el Muro de Berlín y vivimos, dentro de la Alianza, los esfuerzos por generar seguridad fuera del contexto de la contienda bipolar, especialmente en territorio europeo.
La participación de España en las operaciones de la Alianza fue aumentando a lo largo de los años, con los consiguientes beneficios para nuestras Fuerzas Armadas, que vieron la puerta abierta a la participación en Operaciones de Mantenimiento de la Paz, ya fuera en los Balcanes o en África, y a la colaboración con las Fuerzas Armadas de nuestros socios. Actualmente, España mantiene su presencia en operaciones de la Alianza para la lucha contra la piratería y el terrorismo, contribuyendo a la defensa y a la seguridad colectiva. Cada día se hace más patente que las amenazas a la seguridad tienen carácter global y no es posible hacerles frente en solitario. La respuesta desde las instituciones multilaterales es, sin duda, la más efectiva.
Con la perspectiva de estos años se puede comprobar que los esfuerzos realizados durante esos meses de 1986 han dado su fruto. España es un país que forma parte de las instituciones internacionales y, dentro de ellas, defiende sus intereses e influye en la toma de decisiones. El referéndum que confirmó la voluntad de los ciudadanos españoles de permanecer en la Alianza Atlántica fue un paso decisivo en el proceso de ruptura del aislamiento internacional, que había lastrado al país en las décadas previas.