Hasta el 20 de febrero de 2014, todas las noticias relacionadas con Luis Bárcenas, el extesorero del Partido Popular, dejaban al margen a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría.
Pero ese día una de ellas afectaba a su negociado.
En agosto de 2012, Bárcenas instruye a su abogado, Alfonso Trallero, para escribir una carta al director de la Policía Nacional, Ignacio Cosidó, exsenador del PP. Se le solicita que haga una gestión ante la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) para que esta rectifique algunos informes sobre las actividades del extesorero.
Bárcenas ha hablado con María González Pico, directora de gabinete de Soraya Sáenz de Santamaría, para pedir ayuda en una época en la que sus relaciones con Mariano Rajoy seguían siendo muy buenas. El extesorero también ha llegado al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, a través del presidente del diario La Razón, Maurici Casals. Se urde, pues, la operación sobre Cosidó y la UDEF, a espaldas del juez instructor Pablo Ruz.
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La policía envía la carta al juez, quien considera lo que se ha hecho una práctica desleal y así lo deja escrito en un auto, en el que advierte que no se haga ninguna gestión extramuros del procedimiento. Pero cuando deja constancia, a mediados de septiembre de 2012, ya es tarde. El comisario José Luis Olivera, hasta hace tres meses jefe de la UDEF, que sigue siendo mano derecha del ministro del Interior, y Manuel Vázquez López, su sucesor, han tenido un encuentro con Trallero en el pub Milford de la madrileña calle de Juan Bravo. El tema era el mismo: los informes de la UDEF sobre Bárcenas. El periódico pública el 20 de enero de 2014 la historia “Barcenas, el memorioso”.