Cada 27 de marzo se conmemora el aniversario del peor accidente de la historia de la aviación civil. Se produjo en el aeropuerto de Los Rodeos de Tenerife en 1977, el actual Tenerife Norte, y murieron 583 personas tras la colisión de dos aviones. Los vuelos fueron el KLM 4805, de la línea aérea holandesa KLM, que procedía del aeropuerto de Schipol en Ámsterdam, y el Pan Am 1736, que había hecho escala en el Aeropuerto Internacional John F. Keneddy de Nueva York, procedente de Los Ángeles. Ambos tuvieron que modificar su ruta por un atentado del independentismo canario en el aeropuerto de Gran Canaria.
EL PAÍS abrió su portada a cuatro columnas con el siniestro. Destacaba como causa del accidente un “fallo humano originado en la cabina de alguno de los dos aviones o en la torre de control del aeropuerto“. Tras la confusión de las primeras horas, la teoría del error humano por encima de cualquier otra cobró fuerza.
Como se indica en el artículo, la escasa visibilidad debida a la intensa niebla que cubría las pistas del aeropuerto fue un factor clave en el desenlace posterior. Las primeras pesquisas, recogidas en un informe elaborado por la Comisión de Investigación de Accidentes y divulgadas por el Ministerio de Transportes, apuntaron a que el comandante del Boeing 747, Veldhuyzen van Zanten, cometió un “error grave” al no interrumpir el despegue tras la petición expresa de la torre de control. Además, van Zanten aseguró al ingeniero de vuelo con el que mantuvo comunicación que el avión de la Pan-Am había abandonado la pista previamente y que tenía vía libre para efectuar la salida. Sin embargo, ambos aviones acabarían chocando minutos después.
En el informe se señala la “sorpresa” de la torre de control ante las declaraciones de van Zanten, ya que el día del accidente la niebla se cernía sobre el recinto aeroportuario. No obstante, el documento señala otros factores determinantes que pudieron influir en la catástrofe. Uno de ellos, las interferencias que se dieron en las comunicaciones con la cabina y su interrupción total durante tres segundos. También se puso el foco en el hecho de que el avión de Pan-Am no abandonó la pista por la tercera intersección como se le indicó previamente.
Expertos alemanes en seguridad de vuelo
ya consideraban a Los Rodeos
“un aeropuerto de pesadilla”
Como causa indirecta también se señaló la explosión provocada por una bomba en la terminal del aeropuerto de Las Palmas, en Gran Canaria. Como consecuencia del atentado, gran parte del tráfico aéreo se derivó al aeropuerto de Los Rodeos. El Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC) se atribuyó la responsabilidad de este atentado a través de unas declaraciones de su líder, Antonio Cubillo: “Esta bomba y las que le seguirán son la respuesta y la venganza del MPAIAC por la muerte de un compañero en Las Palmas. Se ha dicho de él que era un delincuente habitual; para nosotros no hay delincuentes, sino luchadores. Luchamos por la independencia de Canarias, y eso no es un delito”.
Siete meses después de la publicación del informe del accidente, la dirección de la compañía aérea holandesa desmintió las conclusiones que apuntaban como culpable del suceso al piloto del Boeing 747. El director general del Servicio de Transporte Aéreo holandés culpabilizaba al sistema de radiocomunicación la catástrofe al declarar que “el error fatal pudo haber sido cometido por el controlador español del tráfico aéreo, al separarse de la terminología usual en el momento de indicar a la tripulación del Jumbo de la KLM que tenían vía libre para el despegue”. Además de insistir en que era “imposible e irrelevante” echar la culpa del accidente a una persona determinada o a un grupo.
En páginas interiores, el periodista Julio Sierra publicó que los expertos alemanes en seguridad de vuelo ya consideraban Los Rodeos “un aeropuerto de pesadilla”. Señalaron, a su vez, que la torre de control no disponía de radar de tierra y que, en ocasiones, se produjeron fallos de entendimiento entre el personal de cabina y los controladores aéreos “debido al acento muy españolizado del inglés que suele utilizarse en la torre de control”.
El aeropuerto de Los Rodeos fue testigo de otro accidente de aviación cinco años antes. El 31 de diciembre de 1972, una aeronave de la compañía Spantax que transportaba 155 pasajeros hizo explosión a los pocos segundos de despegar por las malas condiciones climatológicas y cayó a unos sesenta metros de la pista de despegue. Todos los ocupantes murieron en el acto. Hasta el día de hoy, no se ha vuelto a producir otro accidente de aviación de tal magnitud en ningún lugar del mundo.