Carolina García

Periodista

Con la lente de Raúl Cancio


Con 50 años de profesión a sus espaldas, este veterano fotógrafo ha sido testigo de grandes acontecimientos y ha enseñado a cientos de alumnos


Autoretrato R Cancio-HR
Autorretrato de Cancio./ R.C.

Raúl Cancio acredita, a sus 72 años, una larga y fructífera trayectoria profesional. Más de media vida en EL PAÍS y 30 años en la Escuela de Periodismo certifican una carrera intensa a través del objetivo. No recuerda cómo empezó su afición por la fotografía. “Llega alguien, te enseña a revelar, y descubres que lo que haces provoca mariposas en el estómago”, cuenta este madrileño.

Cancio comenzó su andadura en el fotoperiodismo en 1963, en la madrileña calle de Narváez. Con una carta de recomendación para Emilio Romero, director de Pueblo, consiguió entrar en ese diario. Allí coincidió con Juan Luis Cebrián y Jesús de la Serna, con los que ha compartido 50 años de profesión. “Medio siglo, que se dice pronto”, subraya. Había comprado su primera cámara a plazos: era una Pentax con un objetivo normal y un teleobjetivo destartalado. “Era un 300, hecho polvo. Lo pagué en vales de 60 o 70 pesetas al mes”.

Nueva York le cambió la vida

Hay un hito en esta etapa que ha marcado su vida profesional. Con apenas 20 años, el diario había enviado a Cancio a Nueva York. Permaneció en la ciudad 10 meses, cubriendo la Feria Mundial de 1964. “Aquel viaje me cambió la vida. Soy otro, humana, física y profesionalmente. De repente estás en la capital del planeta, y de repente cobras más, tienes más vivencias… Cuando vi el primer cheque empecé a llorar en el apartamento. Siempre que puedo, vuelvo”, cuenta. En septiembre publicará un libro con su hijo, Raúl Cancio, que recoge 30 fotos, iconos de la Gran Manzana. “Se titula Y de repente Nueva York, Cancio and Cancio. Recuerdos. Es muy emocionante, mi hijo lo ha escrito con muchísima gracia”.

cancio2ok
Raúl Cancio en la Escuela de Periodismo UAM-ELPAÍS, retratado por Luis Rubio./ L.R.

“Llega alguien, te enseña a revelar, y descubres que lo que haces provoca mariposas en el estómago”

Cuando cerró el diario Pueblo trabajó con Emilio Romero en El Imparcial, hasta que este también cerró. “Me quedé en la calle. Un día me encontré con Juan Luis Cebrián, que me acogió en EL PAÍS. Corría 1980”, explica.

“Las fotos son irrepetibles”

dalí3
Dalí, retratado por Cancio (1966)./ R.C.

Cancio define la cámara como una herramienta sin sentimientos. Algo frío, perfecto, pero frío. “Es un elemento sin sensibilidad. Si tú no le pones la emoción, ella no te la va dar. El fotógrafo es quien inmortaliza el instante, el que está detrás. Es él quien le da el sentimiento: el dolor, la alegría, el llanto, la tragedia y la pasión”, explica.

Publicó su primera foto en EL PAÍS en la sección de local. Inmortalizó un árbol caído. “Hubo una ventolera que tronchó varios árboles y cortaron la calle. Fue una foto que hice a las 24 horas de entrar”, recuerda. “Yo me dediqué a hacer, sobre todo, fotos que se publicaban en la segunda mitad de EL PAÍS, en las secciones de Deportes, Sociedad, Cultura … Nunca hice política”.

Describe su trayectoria como muy ascendente: “Lo pasé muy bien en Pueblo, pero donde realmente aprendí bien este oficio ha sido en EL PAÍS”. Cancio recuerda y reconoce cada una de sus fotos, por lo que quiere a todas por igual. “Todas las que rescato han tenido –bueno, un 80% de ellas– un día de gloria, porque han llegado a la primera página”.

Cancio ha recibido varios galardones en su dilatada trayectoria profesional. Uno de ellos fue el Premio Nacional a las Artes y las Ciencias aplicadas al deporte en 2004, recibido de manos de los Reyes de España, cuando llevaba más de cuatro décadas como periodista gráfico.

Un accidente de primera

“A mí me gusta hacer periodismo. Nunca sabes lo que va a salir después de una foto. Lo que no te esperas, sale. Ahí tienes el mayor ejemplo de mi carrera: la muerte del jugador de baloncesto Fernando Martín”. El 3 de diciembre de 1989, Raúl circulaba por la M-30 cuando fue testigo de un accidente “gordo, espectacular”, cuando se dirigía al Vicente Calderón para cubrir un partido del Atlético. “Me paré, porque soy periodista. Observé, cámara en mano, y empecé a hacer fotos sin parar. Todo el carrete, las 36 fotos, y me lo guardé en el bolsillo. Estuvo hora y media Fernando Martín muerto en mi chaqueta y no lo sabía”.

“La cámara es algo frío, perfecto, pero frío. Es un elemento sin sensibilidad. Si tú no le pones la emoción, ella no te lo va a dar”

Cuando reveló las fotos, no pudo creer lo que tenía entre manos. Llegó al periódico y se las mostró al subdirector de entonces, Jesús Ceberio. La imagen de Martín, ya fallecido, entrando en la ambulancia, fue a primera página. “Se cambió el periódico entero”, recuerda Cancio. La política de EL PAÍS es muy estricta con las fotos de fallecidos abriendo el diario: “Pero en este caso no era un muerto normal, era el muerto y era mío”, narra con énfasis. “Cedimos las instantáneas a los demás periódicos, no negociamos con muertos”.

EL PAÍS vendió en exclusiva a la revista HOLA un reportaje sobre Julio Iglesias, que Cancio firmó con el periodista Juan Cueto. “Por aquel entonces, el periódico tenía un servicio de news service”, recuerda.

CANCIO, EL HOMBRE DETRÁS DEL OBJETIVO

Maestros

“Yo he tenido una obsesión con un maestro, Cartier-Bresson. Le copio, y lo hago como Dios. Lo copio muy bien. Además, los alumnos de la Escuela de Periodismo de El PAIS son también mis maestros. Siempre que acaba el curso siento que he aprendido mucho de ellos. No creo que tanto como ellos de mí –lógico–, pero he asimilado un montón, porque cada año son 40 jóvenes haciendo fotos y yo las edito. La que me gusta, la guardo. Nadie se entera. Me gusta cómo está hecha, cómo está el encuadre. Y como ya sé dónde se tomó, voy al día siguiente y la repito yo”.

cancio3
Cancio posa en la Escuela de Periodismo UAM-ELPAÍS, en Madrid./ L.R.

La enseñanza

“La Escuela de Periodismo de EL PAÍS no es una escuela de fotografía, pero en estos 30 años he intentado que los alumnos no miren, sino que vean. Tengo la suerte y la cualidad de llegar a un sitio y ver la foto. Hay gente que está varios días y no la ve. Y hacen fotos y fotos, como los japoneses”.

Oficio a base de oficio

“Lo que no pueden enseñarte es el gusto. El gusto y la personalidad que tengas con tu fotografía. Cada uno tiene un estilo, pero el criterio nadie te lo va a inculcar. En este oficio hay gente con mucho gusto; otra gente, sin embargo, es muy profesional pero carecen de él. Y hay algunos que tienen algo que Dios les ha dado: ven todo más rápido que nadie y lo hacen todo muy bien. Puedes aprender a editar, a manejar el periódico y entender el alcance de las noticias, pero cómo apretar el dedo y congelar la imagen, nadie te lo puede transmitir”.

La fotografía en tiempos de la era digital

“Pensar que ahora puedes estar en un estadio tirando fotos y que a la vez se estén enviando con un ordenador, es maravilloso. Antes, yo iba con un camión-laboratorio, llegaba a un hotel y tenía que mirar, lo primero, en el baño. Era fundamental que no tuviera ventanas, para poder revelar. Y era fundamental que no pasaran las limpiadoras en ese momento: podían pensar que eras un espía”, explica entre risas.

El móvil y el fotoperiodismo

nuevayorkmadridcancio
Dos edificios similares en ciudades distintas, Madrid y Nueva York, fotografiadas por Raúl Cancio. R.C.

“La tecnología ha cambiado el oficio, sin duda. Por ejemplo, las fotos de Fernando Martín que nunca hubiera querido hacer, habrían sido imposibles hoy. Antes, la gente se paraba para mirar horrorizada, hoy todos los automovilistas se habrían parado para hacer fotos, que habrían subido a las redes. No habría sido una exclusiva. Las monjitas, antes, tocaban al Papa. Hoy se hacen fotos con él. Todo lo que estamos viendo en televisión está grabado o realizado con un teléfono”.

Ser fotógrafo de prensa

Una cosa es hacer una foto, y otra hacer una foto de prensa. Hacer una buena foto de prensa es muy difícil. Yo, para un libro de 75 fotos, y llevo 50 años de oficio, estuve dos años buscando imágenes que fueran dignas para un libro. Y que lleguen a una primera página es muy complicado. Conseguir una foto con calidad, que informe y que sea más que digna es muy difícil”.