Radiografía de un gran salto: 1976-2016

 La democracia marcó el inicio de una etapa que solo podía mejorar: hoy, Japón es el único país que adelanta a España en esperanza de vida. Pero la crisis ha frenado una progresión que parecía imparable

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En 40 años ha dado tiempo a alcanzar cifras y a conseguir retos con los que no se podía ni soñar en 1976: desapareció casi por completo la mortalidad provocada por la heroína, y la infantil ha descendido a niveles mínimos, nacieron los centros de salud y proliferaron los hospitales públicos, se ha ganado terreno en la lucha contra algunos tipos de cáncer, hay más y mejores profesionales, los avances tecnológicos y científicos han permitido controlar enfermedades infecciosas como el cólera y la difteria, hay un buen acceso a los medicamentos, el número de fallecidos en las carreteras se ha reducido en más de 5.000, la esperanza de vida crece y también lo ha hecho la calidad de vida en edades avanzadas. Y casi se consiguió en España el objetivo mundial nacido de la Conferencia Internacional de Alma-Ata en 1978: la universalización de la atención sanitaria. Casi porque nunca llegó al 100%.

El giro no ha terminado de ser completo, los buenos datos y la más que evidente mejora de todas las estadísticas posibles respecto al punto de partida no son el reflejo de un panorama idílico. Las desigualdades entre núcleos rurales y urbanos (y dentro de las ciudades, por barrios) vienen de lejos, y el sistema fallido, económica y funcionalmente, de transferencia de competencias a las comunidades autónomas no ayudó a mejorarlo; el añadido de los recortes que comenzaron con la crisis desdibuja el paisaje, las estadísticas vuelven a entrar en caída y esa universalización no termina de llegar.

Y los números no son solo un elemento de conteo, se traducen en realidades que afectan cada día a los ciudadanos y a los profesionales: menos médicos y con contratos más precarios, menos camas disponibles, peor acceso a los medicamentos, más copagos, menos quirófanos abiertos, menos enfermeros, peor servicio, más listas de espera y más dinero que las familias invierten en la sanidad privada. Estos son los números, con sus luces y sombras, de un sistema que cogió carrerilla y no pudo, o no supo, mantenerla.

presupuesto_webApogeo y freno de la inversión

Hasta 2009, el gasto en sanidad subió hasta multiplicarse por más de 40, y a partir de entonces, la caída libre. Los recortes, que han ido más allá del decrecimiento de la economía y del total del gasto público, han esquilmado, sobre todo, a la salud pública y la atención primaria, y el tijeretazo ha variado de forma ostensible según las comunidades autónomas. En 2014, último año con datos oficiales consolidados, el desplome frena, pero según los datos provisionales del Ministerio para 2015 y 2016 (59.492.883 y 61.599.805 millones, respectivamente) ese freno era solo una pausa.

 

7537La precarización de una profesión

El número de médicos y enfermeras aumentó de forma paulatina y lógica hasta la llegada de la última crisis: crecía el número de centros, las personas cubiertas, las prestaciones y la calidad. Pero los recortes, cebados especialmente en los recursos humanos, provocaron un tijeretazo en la cobertura y sustitución de bajas y jubilaciones. Solo entre enero de 2012 y junio de 2015, el número de funcionarios ha bajado un 7,7% –25.000 menos–, según los datos del Ministerio de Hacienda, y muchos de los que se quedan lo hacen en una situación cada vez más precaria. Una reciente encuesta de la Organización Médica Colegial afirma que el 18,5% de los médicos de la sanidad pública tienen contrato de menos de seis meses; y un estudio de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CC OO asegura que el 30,48% de las plantillas estaban compuestas por contratos temporales en 2015.

Filas muy largas

7081Las listas de espera se crean entre 1989 y 1990, cuando los especialistas facultativos de área se integran a los hospitales. Sin embargo, hasta junio de 2003 no se ponen en marcha las medidas para homogeneizarlas. Hasta entonces, muchos de los organismos responsables de la gestión sanitaria carecían de información suficiente y objetiva. Según un informe del Defensor del Pueblo (con motivo de esta recogida de datos de las comunidades autónomas para iniciar la contabilización como la conocemos ahora), a 31 de diciembre de 2001, el total de pacientes pendientes de primeras consultas externas ascendería a 1.435.000 aproximadamente. Los últimos datos, de 2015, sitúan la media de espera en 89 días.

8276El gran logro

Por cada 1.000 niños nacidos en 1976 morían 17. Hoy fallecen 2,8. Las vacunas, la lucha por la desaparición casi total de las principales enfermedades infecciosas (tuberculosis, neumonía o meningitis), los avances en la atención a los partos, las mejoras en nutrición y las condiciones de vida forman parte de una estadística muy positiva en la que también hay que apuntar un descenso brutal de la natalidad desde 1975.

El vicio de fumar cambia de género

A pesar de que España cuenta con una de las legislaciones más restrictivas contra el tabaco –la ley de 2005 que prohibió fumar en el trabajo, bares y restaurantes, y su endurecimiento en 2010, amplió el veto a todos los espacios públicos cerrados e incluso algunos abiertos–, solo se ha conseguido una reducción leve en su consumo.

7048En los setenta fumaban casi el 60% de los hombres y el 10% de las mujeres, unos porcentajes que han ido dándose la vuelta, reduciéndose el consumo de ellos hasta el 27,6% y aumentado el de ellas al 18,6%. Hoy el tabaco mata a cerca de 63.000 personas al año.

Españoles longevos como ningunos

7034Casi 10 años han ganado los españoles en estas últimas cuatro décadas, y solo Japón adelanta a España en la carrera por ser el país más longevo del mundo. Una evolución que se explica por la bajada en la mortalidad infantil, la práctica desaparición de muchas enfermedades infecciosas y el control de la incidencia de las patologías cardiovasculares, las mejoras en higiene y sanidad y, sobre todo, en el avance de la calidad de vida a edades más avanzadas.

La carretera es cada vez menos letal

La apertura de la democracia aumentó los muertos en carretera hasta los años ochenta —más vehículos en circulación por un ligero crecimiento del parque y mayor movilidad— y se estabilizó hasta mediados de la década. Entonces hubo un repunte que en 1989 alcanzó los 7.188 fallecidos y se achacó a un alto incremento del parque de vehículos y al número de agentes de la Guardia Civil de Tráfico: el mismo que 15 años antes.

7024Desde entonces, exceptuando subidas puntuales, la mortalidad fue descendiendo lentamente hasta la entrada en vigor en 2006 del carné por puntos, una medida clave en la política de seguridad vial española que sirvió para reformar el Código Penal y también para revisar el procedimiento sancionador. El descenso empezó a ser más rápido y desde 2012 se mantiene por debajo de los 2.000 muertos. Mejores vehículos y mejores carreteras, concienciación, controles y radares, entre otros, son los responsables de estas cifras que, aunque en descenso, siguen sin ser suficientes.

Por Isabel Valdés // Infografía Yolanda Clemente