Espiral de compras

La revolución que ha vivido el consumo en España en los últimos 40 años no tiene parangón. Si en 1976 prácticamente el único lujo que se podían dar los ciudadanos era llenar más su cesta de la compra en uno de los recién llegados hipermercados franceses que transformarían la distribución de un país hasta entonces desabastecido, hoy son el ocio y las comunicaciones a las que se destina la parte ingente del presupuesto familiar.

El progreso económico y social de la España democrática y europea ha permitido que el usuario se vuelve consumista. Y el desarrollo de Internet y los móviles han intensificado este proceso.

Sólo entre 1980 y 2015 el gasto medio por habitante ha pasado de 1.550 a 10.960 euros.

Una escalada que se ha detenido durante la Gran Crisis, en que cayó cerca del 16%, e hizo que el consumidor cambiase sus hábitos de consumo volviendo a los básicos de cuatro décadas atrás, al valor del precio, y dando rienda suelta a la explosión de tiendas low cost y la economía colaborativa.

Gran consumo

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