Marc Bassets

Corresponsal de EL PAÍS en Washington

El momento estelar de la democracia

“No existe ceremonia más espléndida que la inauguración de un presidente americano”, escribió en 1961 Theodore White, el gran cronista de la victoria electoral de John F. Kennedy en el año anterior. La ‘inauguration’, o investidura, es el acto central de la democracia estadounidense. Es el día que el nuevo presidente recibe el poder del anterior y se garantiza la continuidad de democracia. Y el momento más monárquico —por la pompa y el ceremonial; por el culto al jefe de Estado— y, al mismo tiempo, el más republicano, porque señala que los mandatos tienen un principio y un fin delimitados.

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bushobamaEl 20 de enero de 2017, otro presidente jurará desde la terraza occidental del Capitolio, ante decenas de miles de personas. Desconocemos su nombre. ¿Clinton? ¿Sanders? ¿Cruz? ¿Rubio? ¿Trump? Cualquier apuesta sería hoy una temeridad. Sí sabemos que será el 20 de enero: lo es desde que en 1933 Estados Unidos aprobó la vigésima enmienda de la Constitución, que señala el mediodía de ese día como el final del mandato del presidente y el vicepresidente y el inicio de los siguientes. Hasta 1933, el presidente asumía el cargo el 4 de marzo, lo que dejaba un interregno de cuatro meses entre la elección —la fecha de las elecciones es el primer martes después del primer lunes de noviembre— y la investidura.

 

También conocemos, casi al minuto, lo que ocurrirá el 20 de enero. Por la mañana el presidente electo —el nombre que recibirá entre el día de su elección y el de la investidura—posibleimagen asistirá a un servicio religioso. Después se dirigirá, junto al actual presidente, Barack Obama, al Capitolio. Saldrá del Capitolio, repetirá ante el presidente del Tribunal Supremo la fórmula del juramento —que está inscrita en el Artículo II, Sección I de la Constitución—, y pronunciará el discurso. Después almorzará en el Capitolio y participará en el desfile que llevará hasta la Casa Blanca. La jornada terminará con la decena de bailes inaugurales que se celebran por la noche en Washington.

> TODO LO QUE NECESITAS SABER SOBRE LA INAUGURACIÓN PRESIDENCIAL

Pero el momento fuerte de la jornada es el discurso del presidente. Suelen ser  breves: el patrón oro es el de Kennedy, de 12 minutos, según explica Stephen Hess en ‘What do we do now? A workbook for the president-elect’ (¿Qué hacemos ahora? Un cuaderno de ejercicios para el presidente electo). “No preguntéis qué puede hacer vuestro país por vosotros. Preguntaos que podéis hacer vosotros por vuestro país”, dijo Kennedy, en una de las frases más recordadas de los discursos inaugurales. Otra frase memorable es de otro demócrata, Franklin Roosevelt, en 1933: “De lo único que debemos tener miedo es del propio miedo”.

> LAS IMÁGENES DEL BAILE PRESIDENCIAL DE OBAMA

OBAMA-13okEl milagro de la investidura del presidente es el milagro de Estados Unidos, una nación de dimensiones continentales que jamás ha conocido la dictadura; un país joven con una democracia antigua, en la que los presidentes se han sucedido sin convulsiones, excepto en el intervalo de la Guerra Civil entre 1861 y 1865. Nadie ha resumido tan bien el milagro como el cronista White: “Héroes y filósofos, hombre valientes y viles, desde Roma y Atenas han intentado que (…) el traspaso de poderes funcione de manera efectiva; ningún pueblo ha logrado hacerlo mejor, ni durante un periodo más prolongado, que los americanos”.

Más de dos décadas de alternancia


En 1992 Bill Clinton derrotó a George W.H. Bush. Cuatro años más tarde fue reelegido ante el republicano Bob Dole. George Bush (hijo) recuperó el poder para los republicanos, venciendo a Al Gore en el año 2000 y a John Kerry en 2004. En 2009 el senador Barack Obama se convirtió en el primer presidente afroamericano tras derrotar en las elecciones al senador John McCain