“España lleva retraso en su digitalización empresarial”

José Manuel de Riva, presidente de la patronal, asegura que la apuesta por las tecnologías generará en España un mayor crecimiento en el PIB. Los retos: las nuevas profesiones sin cubrir, la falta de formación específica y la inversión en I+D+i

jmrivaJosé Manuel de Riva, presidente de la Asociación de Empresas de Electrónica, TICs, Telecomunicaciones y Contenidos Digitales (Ametic), desgrana los principales hitos de la transformación tecnológica que ha experimentado España en las últimas cuatro décadas y aventura los efectos de la actual revolución digital.

¿Qué ritmo de transformación tecnológica lleva España en estos momentos?

Yo distinguiría dos niveles: el de uso personal y el empresarial. En España, el uso de teléfonos inteligentes está muy generalizado: los jóvenes tienen internet en sus móviles, interactúan y operan con ellos. Pero la situación es diferente en las empresas y administraciones, que no han transformado sus procesos, porque hay que adaptar procedimientos, procesos productivos y la manera de trabajar.

¿En qué situación nos encontramos en relación a otros países?


Llevamos un retraso importante. En el índice NRI (Networked Readiness Index) del World Economic Forum, que mide el grado de digitalización de un país, estamos en el puesto 34, equiparable a naciones con un desarrollo mucho menor. No hemos avanzado al ritmo adecuado, sobre todo en la empresa.

¿Cómo ha evolucionado el empleo en el sector tecnológico durante las últimas décadas?


El empleo digital ha aumentado y continuará haciéndolo, porque cada vez hay más procesos que requieren de este formato. Otra cuestión es que las empresas proveedoras de tecnología también hemos sufrido la crisis. Duró seis años y fue muy profunda, pero no todo el empleo cayó en la misma medida. Hoy, en todo el mundo se reclaman profesionales digitales, que el mercado no es capaz de proveer, en ámbitos como big data, data analytics, smart cities y cloud.

¿Existe un problema de formación?

Efectivamente, la formación no está adecuándose al ritmo que demandan las nuevas profesiones digitales. Desde Ametic hacemos un gran esfuerzo con las administraciones para adecuar los programas a las nuevas carreras TICs, pero no se avanza al ritmo adecuado. El aumento de inversión en TICs supone casi 0,2 puntos de efecto inducido en PIB. En España no se ha invertido lo suficiente en TICs.

“La formación no está adecuándose al ritmo
que demandan las nuevas profesiones digitales”

¿Este retraso en la incorporación de TICs va ligado a un problema en innovación?

Así es. Hay dos grandes vectores que tiran de la modernización: la educación y la innovación. Nuestro sistema educativo no está a la altura que debiera y esto lo comprobamos con los rankings internacionales de las mejores universidades. Y en innovación solo hay que ver cuánto se invierte en I+D+i respecto al PIB. Estamos en el 1,4%, mientras que el objetivo es el 3%.

¿Qué caída ha sufrido el sector tecnológico durante la crisis económica?


El 18% en seis años. Además, este sector es claramente deflacionista. Bajamos los precios todos los años, por lo que tenemos que producir más e ingresamos menos. Ahora estamos remontando, pero no hay que olvidar que el sector requiere grandes inversiones, que sufre una gran presión regulatoria y que soporta una alta fiscalidad.

“El crecimiento del sector tecnológico en 2015
ha sido del 3,3%, algo por encima del registrado por el PIB”

¿Cómo ha sido la recuperación en 2015?
El crecimiento del sector tecnológico en 2015 ha sido del 3,3%, algo por encima del registrado por el PIB, y en 2014 ya habíamos aumentado un 2,1%. Son los dos primeros años que crecemos de manera significativa, aunque no homogénea. Mientras el incremento se da en ámbitos como Internet y comercio electrónico, la evolución es prácticamente plana en telecomunicaciones y seguimos decreciendo en electrónica de consumo. En total, la facturación rondó el pasado año los 79.000 millones de euros, casi el 8% del PIB.

¿A qué sectores productivos afecta en mayor medida la transformación digital?

Los beneficios son transversales y afectan a todos los sectores, pero hay algunos en los que se incide de manera clara y radical, como la producción de automóviles, que está absolutamente digitalizada. También está teniendo un gran impacto en las smart cities (ciudades inteligentes), en la logística, la distribución, el turismo, la Administración Pública o los servicios al ciudadano.

¿En qué medida reactivar el sector depende del consumo interno y de las exportaciones?

El consumo es básicamente interno. Desgraciadamente, el sector TIC español no tiene un gran componente exportador. Importamos mucho más que exportamos, sobre todo en cuanto a software y componentes de equipos. Comentaba que España ocupa el puesto 34 en el índice NRI y el 14 en el DESI (Digital Economy and Society Index).

¿Cómo se plantean mejorar estas posiciones?

Hemos presentado un documento con una serie de objetivos con indicadores y métricas en todos los parámetros medibles. Concretamente, en el DESI queremos pasar al puesto 10 antes de 2018 y en el NRI, al 30. Pedimos también que se eleve la inversión en I+D y que se adelanten algunas líneas del desarrollo de la agenda digital europea, del 2020, al 2018.

¿Cómo están en España las smart cities?

Tenemos una posición relativamente avanzada que, por desgracia, podríamos perder si no nos movemos rápidamente. El consorcio RECI agrupa a los principales municipios interesados en proyectos de smart cities, y ha dado lugar a una serie de iniciativas, que comparten experiencias, desarrollos e intereses.

“Al concepto ‘internet de las cosas’ (IoT)
se puede controlar mejor temas como contaminación”

¿Pueden unirse tecnología y sostenibilidad?

ROBOTSEl sector TIC no es contaminante y puede ayudar a prevenir y solucionar los problemas de medio ambiente de otros, a través de sistemas de prevención, regulación y ajuste. Por ejemplo, gracias al concepto ‘internet de las cosas’ (IoT) se puede controlar mejor temas como contaminación, residuos, alumbrado, etcétera.

¿Cómo avanza la aplicación de ‘internet de las cosas’ en otros ámbitos?

La gran ventaja es que cualquier elemento susceptible de contar con un dispositivo conectado a internet lo va a tener. Se habla de que habrá billones de dispositivos conectados dentro de 15 o 20 años, lo que significa que todo va a interactuar. Y esto es aplicable al medio ambiente, la prevención, la automoción, la salud, etcétera.

¿En qué medida las administraciones públicas se incorporan a la revolución digital?

Para que la transformación digital sea una realidad completa han de incorporarse las administraciones públicas y los servicios. Y en algunos ámbitos aún queda mucho por hacer. Las tecnologías implican también riesgos.

¿Cómo ha evolucionado la protección?

Cada vez existen más herramientas para protegerse ante los ciberataques, pero también es una realidad que aún queda bastante camino por recorrer.

Una regulación con claroscuros

Para José Manuel de Riva, la diversa legislación que afecta al sector tiene aspectos positivos, pero también algunos claroscuros. “La Ley General de Telecomunicaciones fue muy demandada y tuvo un amplísimo consenso, lo cual es muy valioso. Es una ley liberalizadora que desregulariza. Como marco de trabajo la vemos muy bien, una iniciativa positiva, pero todavía falta reglamentarla”, asegura. También considera positivo que se haya conseguido implantar el primer dividendo digital, pero ahora espera al segundo y afirma que se necesita con urgencia: “Supone allanar el camino a que las telecomunicaciones digitales en modo inalámbrico, en banda ancha y superbanda ancha, se puedan ir desarrollando”. Sin embargo, cree que la regulación europea es muy restrictiva y, a veces, está excesivamente orientada a bajar precios. “Es liberalizadora en el sentido de que busca las ventajas máximas para el usuario, lo cual es algo positivo, pero eso implica que los modelos de negocio pueden ser perjudicados y dañados. Por ejemplo, suprimir el roaming está muy bien, porque el turista extranjero se beneficia de los servicios al mismo precio que en su país, pero no podemos olvidar que las infraestructuras son financiadas por las operadoras locales”, señala.


Hace 40 años, cuando había que llevar los datos a un centro de cálculo

  • ¿Cómo ha evolucionado el sector tecnológico español en los últimos 40 años? Entonces no se hablaba tanto de tecnología, sino de dispositivos y máquinas. El coste fundamental de una solución de comunicaciones, proceso o almacenamiento era de hardware. Ahora el coste de almacenar, transmitir o procesar ya no afecta de manera sustancial al monto total, sino que las restricciones provienen del software, las aplicaciones y la capacidad de encontrar la solución lógica adecuada a cada problema. Al mismo tiempo, se ha producido una generalización de las tecnologías de la información y la comunicación. Hoy no hay ningún proceso en una cadena de producción o en un sistema de generación de valor donde no existan TICs.
  • ¿Cuándo se produjo el salto cualitativo más importante en este proceso? El más importante ha sido, quizás, el abaratamiento de las telecomunicaciones, algo que no se ha producido solo en España, sino en todo el mundo. Además, hace 40 años transmitir un fichero podía llevar horas, mientras que ahora podemos transmitir la información en cualquier lugar y momento, y sobre dispositivos móviles, algo que hace unos años habría sido impensable.
  • ¿Cuál era la situación en las empresas españolas en los setenta y ochenta? En los setenta predominaba el gran ordenador, el ordenador central. A mediados de esa década llegaron los minior- denadores, con capacidad de procesar y almacenar información a un coste mucho menor. Después aparecieron los PCs, los ordenadores personales. A partir de ese momento, la informática era más asequible para las pymes y empezaron a usar aplicaciones ofimáticas para el procesamiento de textos y ficheros de escaso volumen. Surgió entonces también la posibilidad de transferir información a través de disquetes y posteriormente a CDs.
  • ¿Las grandes empresas llevaban ventaja en esta carrera por la automatización? Hasta bien entrados los años setenta, las que querían acceder a los procesos informáticos tenían que llevar sus datos a un centro de cálculo, donde los procesaban y posteriormente se daban los resultados. Esto cambió cuando comen zaron a disponer de sus propios sistemas de almacenamiento. El software también se generalizó, con programas a medida y aplicaciones horizontales que dieron lugar a los ERPs: integraban todo el ciclo productivo en una única solución informática. Otro gran hito fue la entrada del procesamiento cloud, en la nube.

POR JAVIER LABIANO ELCANO