Carolina García

Periodista de EL PAÍS

Miguel Ángel Bastenier, maestro de la ironía


Periodista prolífico, reconoce dos pasiones temáticas: el conflicto palestino­-israelí y Latinoamérica. El descubrimiento de Twitter expande su mensaje más allá del papel


 

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Miguel Ángel Bastenier, periodista, columnista de EL PAÍS. / G.L.

Miguel Ángel Bastenier inició su carrera en Barcelona, donde nació. Después de dirigir el diario Tele­-Exprés (de 1977­ a 1979), fue subdirector de El Periódico de Catalunya hasta su llegada a EL PAÍS en 1982. En este periódico entró como subdirector de Información general y, una década después, se hizo cargo de la subdirección de Relaciones Internacionales hasta 2006. Desde entonces, cultiva muchas facetas, pero su tarea principal es la de editorialista y columnista. Muy apreciado por los lectores, por cierto, cuando se trata de ofrecer su mirada sobre la complejidad internacional.

Especialista en el conflicto árabe­-israelí, tema al que ha dedicado algunos libros como Israel-­Palestina. La casa de la guerra (Taurus, 2002), afirma que el texto favorito que ha escrito en este diario es “quizá, un perfil de Benjamín Netanyahu”, el primer ministro israelí, por lo demás bastante habitual en sus textos. “Y si me preguntan si ha habido un personaje que se haya molestado por haberle mencionado en una columna diría que, de manera soportable, también fue él”, añade.

Sobre Latinoamérica, la otra zona geográfica en la que se maneja, también rescata un texto a bote pronto. “Destacaría una investigación en Colombia sobre qué era el uribismo cuando Álvaro Uribe [presidente de Colombia de 2002 a 2010] era solo un candidato. Pero cuando menciono esto me ciega la pasión”, reconoce.

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Miguel Ángel Bastenier, en el centro, y otros periodistas de EL PAÍS junto al escritor colombiano Gabriel García Márquez.

Ese mismo entusiasmo le ha llevado a colaborar en numerosos diarios latinoamericanos como El Espectador de Bogotá, ciudad a la que ha dedicado muchos momentos de su vida. Como colaborador habitual en prensa internacional también ha publicado en los diarios franceses Le Monde y Libération o en el boliviano El Deber, entre otros.

BASTENIER10okLa primera columna que escribió en EL PAÍS este gran aficionado al séptimo arte, cuya conversación a menudo está salpicada de referencias cinéfilas, fue una tribuna de agosto de 1982 dedicada a la muerte del actor José Nieto, titulada Ya van quedando pocos en Baler. En ella reivindicaba la figura de uno de los protagonistas de la película Los últimos de Filipinas, de Antonio Román.

A la hora de ponerse a escribir tiene muchos ritos. Lo que no varía es su obsesión por fijarse “en lo cotidiano”. Según Bastenier, por muy vasta que sea la formación de un periodista (él es licenciado en Derecho, Historia y graduado en Periodismo­­), no siempre está capacitado para escribir de cualquier asunto. “Ni remotamente; a lo sumo el escritor puede tener algún tipo de reacción, más bien cautelosa”. Defiende que los hechos nunca son neutrales y que, cuando se trata de reflejarlos, la objetividad tampoco existe. “Pero sí existe la honradez”, subraya, “solo vas a querer la mejor versión para el lector, la más rica, la más amplia, la que lo explica mejor, la que ofrece mejores conocimientos. Eso no es ser neutral, sino imparcial”.

“Este oficio [el periodismo]
no se enseña, se aprende”

Otra de sus vertientes es la docencia. Además de maestro de casi todas las promociones de la Escuela de Periodismo UAM­-EL PAÍS, fue profesor en la Fundación Ortega y Gasset de Historia Contemporánea y, desde hace 20 años, de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, con sede en Cartagena de Indias (Colombia).

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Miguel Ángel Bastenier imparte una clase en la escuela de periodismo de El PAÍS- UAM. / Raúl Cancio

A este oficio que, según sus palabras “no se enseña, se aprende”, le ha dedicado también algunos libros: El blanco móvil (Aguilar, 2001) y Cómo se escribe un periódico (Fondo de Cultura Económica de España, 2009). En ellos afirma que para ser un buen periodista hay que tener “los padres adecuados”, por ejemplo. “O un estómago de hierro”. En esos libros, observa el autor, “hay mucho de ironía, pero también tienen mucho de real”.

“En algunos de mis libros
hay mucho de ironía,
pero también tienen
mucho de real”

En su larga trayectoria existen sin duda muchos momentos especiales. Pero, en general elige aquéllos en los que los jefes quedaban satisfechos. “Recuerdo una vez que había unas elecciones muy reñidas en Alemania y los dos líderes de partido estaban muy empatados. Para que a última hora no se produjeran retrasos yo tenía preparados dos editoriales, con la victoria de cada uno de ellos. Así, cuando a última hora se conoció el ganador, hubo que retocar poco el texto porque la base de uno de ellos nos pareció válida”.

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La Embajada de Francia en Madrid condecora a cuatro periodistas españoles. En la imagen, el embajador Claude Blanchemaison brinda con Daniel Gavela, Asunción Valdés, Ana Blanco y Miguel Ángel Bastenier. / B. PÉREZ

De toda su producción periodística a lo largo de estos años, recuerda con especial cariño “la primera gran entrevista internacional que hice, al rey Hussein de Jordania. En ella predecía la guerra de Oriente Medio”.

“Me gustó la primera gran entrevista
internacional que hice, al rey
Hussein de Jordania”

Bastenier no pestañea a la hora de señalar sus influencias en la profesión: el periodista Josep Pernau, cuya necrológica escribió en noviembre de 2011; Juan Luis Cebrián, primer director de EL PAÍS y presidente del Grupo PRISA; Augusto Delkader, presidente de PRISA Radio; Jaime Arias, periodista de La Vanguardia, fallecido en 2013, y el también colega catalán Mateo Madridejos. “Y en la lejanía —matiza—, Tomás Eloy Martínez” (1934-2010), escritor y periodista argentino, autor entre otros libros de Evita o Las memorias del general, ambos publicados en la editorial Alfaguara.

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Curso de Verano de la Universidad Complutense en El Escorial. De izquierda a derecha: Juan Luis Cebrián (entonces director de EL PAÍS) , Joaquín Estefanía y Miguel Ángel Bastenier. / U.M.